FÉMINA TORMENTA.
Por
Hugo Rodríguez.
Espérame
recostada en el horizonte
Y acariciando el
mar
Abierta,
vulnerable, ansiosa
Espérame con tu
melena de nimbos y cirros
Encrespada en
torbellinos de petróleo y azul
Espérame dispuesta
al océano y al abismo
A la oscuridad
Y al relámpago
Aferrado al mástil de mi bajel y con el
empuje de tu respiro, te surcaré. Precipitadamente, fanatizado,
enardecido. Me recibirás ebria de
arrebatos, de espasmos y aluviones de sal. Me acosarás en lujuriosos remolinos,
en tus senos de jade con cúspide de espuma. Me arrancarán la piel tus bocanadas
desmedidas y tu tromba vertiginosa me llevará al mismo infierno.
Entonces, en tu vórtice como ombligo,
desplegaré las sábanas de mi nave y buscaré el descanso en el silencio de tu ojo, a la luz de tus
fulgores y al arrullo de tu voz como trueno. Rodeado de tu obscena exaltación,
aferrado al mástil de mi bajel, esperaré. Esperaré el empuje de tu respiro y me
surcarás, una vez más. Precipitadamente, fanatizada, enardecida.
Fin.