martes, 7 de mayo de 2019

Hora Suprema

HORA SUPREMA
Radio-teatro breve. Hugo Rodríguez.


OPERADOR: mar, gaviotas, viento. Se mantiene como fondo.
ELLA (entusiasta):¿Nos sentamos aquí? ¿Te parece bien?
ÉL (conforme): Sí.
Pausa.
ÉL (intenta ser simpático): La arena está fría.
ELLA (sonriendo): Pronto amanecerá.
Pausa.
ELLA (reflexiva): Ojalá no amaneciera.
ÉL (algo sorprendido): ¿Por qué? ¿No te agrada el sol?
ELLA (confusa): No, no es por eso. Es que son tan bellos los tonos que toman las nubes a esta hora. Y el mar cambia de color, despacito: del violeta al azul. Del azul al verde. Y hasta por momentos parece rojo.
Pausa.
ÉL (entusiasta): Mirá, ya amanece. Pronto asomará el sol. Será un día espléndido.
ELLA (resignada): Podría no ser el sol. Podría ser el aura de alguna divinidad que nos viene a buscar.
ÉL (admirando): ¡Qué imaginación! A mí me parece un enorme semáforo en amarillo: preparados, listos… ¡a vivir!
ELLA (ríe).
ÉL (entusiasta): ¡Vamos al mar! ¡Dame tu mano!
ELLA (sonriendo): Te iba a proponer lo mismo. ¡Corramos!
OPERADOR: las risas de ambos que se alejan. Fondo baja hasta silencio.
Pausa.
OPERADOR (sube): mar, viento, ulular de patrulla policial. Comunicaciones de handies. Se mantiene como fondo.
OPERADOR: crujido de radio handies
OFICIAL (indiferente): Sí comisario, se trata de sujeto masculino, de unos 30. Murió hace unas horas. Ahogado. Lo devolvió el mar.
COMISARIO (desde el radio): Había alguien con él.

OFICIAL (crujido): Negativo. Encontramos sólo sus pisadas en la arena.

OPERADOR: fondo, baja hasta silencio.
Fin.



Futuro y Presente

Futuro y Presente

Abrirás la puerta de tu departamento, John y presionarás la llave de la luz. Te recibirá el tufo de siempre, a nicotina y alcohol. Mirarás las manchas de humedad en las paredes. Esas paredes sucias y descascaradas. La gabardina caerá en la silla y tú, en el sofá. Allí beberás el vaso de ron y encenderás el cigarrillo. Entonces, en ese momento, te llamaré.

¿Hola? Ah, Peggy. No, acabo de llegar. Aún no tengo el dinero. No me presiones.
Lo tendrás para el fin de semana, como acordamos.

Colgaré el tubo para que bebas y fumes tranquilo. Después de todo, los próximos días serán tus últimos. Mirarás esa mancha de siempre, encima de la puerta, la que te sugiere un conejo. ¿A quién acudirás ahora, John? ¿Al viejo Tomy?

Hola, ¿Tomy?

Pero Tomy está peor. ¿Por qué acudes a él? No podrá ayudarte.

Sí, la perra sigue presionándome, Tom. Escúchame, sólo unos quinientos. Te los devolveré en dos semanas.

No le insistas, John, no puede ni quiere darte una mano. Olvídalo. Tendrás que buscar por otro lado.

¡Maldición!