domingo, 10 de marzo de 2019
parabrisas
Parabrisas.
La
autopista está jodida. Una tarde nublada y con llovizna, como a vos
te gusta, pero más despacio Mica, que el auto es nuevo. Que tal si
subís el aire, estás traspirando. Parabrisas. Tac, toc. tac, toc.
Aún sos joven. Una periodista joven. Veinticinco no son muchos. No
empezaste por dónde querías, pero la ciencia no está mal. Lo otro
vendrá a su tiempo. Además, hace un año que trabajás y ¡ya
cambiaste el auto!: un Toyota Corolla azul y según el tarado que te
lo vendió 'el único azul rayo, con vidrio polarizado'; para chapar
sin que te vean, ja. Tomalo con soda, Mica. No es la entrevista que
soñabas, pero es una entrevista y debés exigirte como una
profesional. Bien. Oigamos que más dice este gordito
pelado...Enrique..., Enrique..., Moreno, clic: el simulador cuántico
permite estudiar viajes en el tiempo, crear partículas más veloces
que la luz, abrir la puerta a más dimensiones y, en definitiva,
romper las normas más fundamentales de la física. Sí, interesante,
Enrique, clic. Pero, ¿Qué te pregunto? Debo comenzar con una
pregunta abierta. Por ejemplo..., cuándo surgió la idea...no,
mejor: ¿qué lo impulsó a formar el grupo de Tecnologías Cuánticas
que usted preside? y luego una pregunta puntual: ¿puede la
naturaleza imitar procesos que la propia naturaleza prohíbe? así te
doy pié para que digas que sí y te acomodes los anteojos. Ja. Bien.
Te oigo, clic. Por inverosímil que parezca, el equipo ha demostrado
que la naturaleza puede imitar procesos que la propia naturaleza
prohíbe. Y por esotérico que esto pueda sonar, este tipo de
simulaciones cuánticas abren la puerta a aplicaciones muy reales,
como acelerar la creación de computadores millones de veces más
potentes que el mayor de los supercomputadores actuales o diseñar
moléculas que no existen en la naturaleza y usarlas como nuevos
fármacos. Clic, y seguro que te das con esos 'nuevos fármacos',
gordo...¡¿Y ese Toyota?! ¡Carajo! ¡Pero si me dijo que el único
azul rayo, era el mío! ¡Qué hace ese ahí! ¡Y con polarizados!
¡vendedor de mierda! ¡iba en dirección contraria, sino lo hubiera
seguido! ¡Le sacaba una foto y se la llevaba a ese chamuyero! ¡el
tarado que lo manejaba se olvidó de quitar el guiño! ¡Ojalá se
quede sin batería! Lo que conseguimos fue el equivalente a meter un
gol antes de patear la pelota...¡callate..., Moreno! clic, o ¡¿cómo
te llamés?! tranquila, Mica. Ya estás por llegar al edificio. Diez
pisos de cristal: transparencia por arriba, aunque por abajo, en lo
profundo, oculto, el superordenador cuántico más poderoso
¿construido? hasta hoy. Arreglate las mechas un poco. Lo demás esta
bien: el pelado de anteojos no te va a invitar a tomar un café.
Carajo, tengo los sobacos empapados. me pongo nerviosa al pedo. Soy
una boluda. Calmate; ahí está el portón de entrada. Parabrisas,
frená y bajá la ventanilla. Hola. Soy Micaela Toledo, de
'Actualidad Científica'. Venía por la entrevista al profesor
Enrique Moreno. Buenas tardes, señorita. Permítame que le escanee
el rostro. Claro. Bien, adelante. Siga recto y cuando el camino se
divide, tome el de la derecha, allí está el estacionamiento.
Respirá profundo. Relajate. Relajate...pero... si... ¡me dijo que
el camino se dividía! ¡Me cago en su escáner! ¡Hay un solo
camino! y es para la...¡izquierda! ¡Tarado! Ya. Vamos, Mica.
Calmate. Respirá. Exhalá. Bien, bien. Allí está la playa, con los
autitos en fila, ordenados. Llevá el Toyota despacio hasta allí, y
lo estacionás...mirá, ese tipo te avisa que está por salir.
Agradecele con una sonrisa. ¡No! ¡No puede ser! ¡Pelado; con
anteojos...¡¿Enrique Moreno?! ¡El profesor! ¡El gordo! ¡Se acaba
de ir! ¡¿Y mi entrevista?! ¡Mierda! No. Tranquila, Mica. No era
él. Cerrá la ventanilla, no te olvidés ni del saco, ni de la
cartera. Ahora bajate del auto. Solo respirá. Mirate en el
polarizado. ¡Me dijo que era el único azul! ¡Vendedor de mierda!
Acomodate la hebilla y el rodete. Ponete el saco, así tapás las
axilas que están un asco. Estirate la pollera. Mirate de costado:
está bien, no te marca el culo, parecés una científica. Cartera en
mano y andá no más, Mica que ese no era Enrique, se parecía, nada
más. ¿Ves? Se oye su voz. Acercate a la entrada. Subí los
escalones. Allí está, dando una charla a un grupo
de...¿periodistas? Buenas tardes señorita. Buenas tardes, y este
botones cinco estrellas ¿quién es? Permítame que le adhiera en la
solapa esta tarjeta y luego puede pasar. Pero yo venía para una
entrevista con el profesor. Una entrevista a solas. Sí, comprendo.
Pero hubo un contratiempo inesperado en el instituto y se
suspendieron las actividades y en su lugar se convocó a esta
conferencia de prensa. ¿Conferencia de prensa? Sí, adelante,
todavía hay ubicaciones. En nuestro equipo nos hicimos esta
pregunta: ¿sería posible que la naturaleza pudiera imitar cosas que
contradigan sus propias leyes? La respuesta...Sentate Mica, tomalo
con soda y disfrutá del espectáculo... es que sí. La naturaleza
puede imitar cosas imposibles. ¿Contratiempo inesperado? ¿Qué
pasó, Enrique? ¿Qué cagada se mandaron? ¿Vas a hablar de eso? La
física cuántica promulga que una partícula puede estar en dos
sitios a la vez, y que, por lo tanto, pueda teletransportarse. En
este mundo cuántico se espera encontrar gran parte de las
tecnologías del mañana, nuevos materiales, moléculas,
fármacos...sí, la pastilla que te tomaste antes de la charla, por
ejemplo. ¿Que hicieron, Moreno? ¿Con qué se toparon? ¿Qué les
salió mal? o ¿demasiado bien? El problema es que, en este mundo
cuántico, un solo átomo de hidrógeno, el elemento más simple que
existe, tiene un número de variantes infinitas. Esto hace que sea
imposible estudiarlas todas a la vez. Ahora, imaginen que una
molécula está hecha de cien átomos, cada uno con sus variantes, y
confronte la realidad: es imposible. Ahí es donde entra la
simulación cuántica. Esta técnica permite crear sistemas hechos de
iones o fotones que, gracias a las propias leyes de la física
cuántica, imitan el comportamiento de esas moléculas imposibles de
estudiar de forma directa. Ajá. ¿Entonces? ¿Hicieron las
simulaciones? ¿Con el nuevo supercomputador cuántico? ¡Qué ya lo
tienen! ¿no? y ¿Qué pasó, Enrique? ¿Las simulaciones cobraron
vida? o ¿qué? Al pelado le hablaron por el audífono y se acomodó
los anteojos. Cagamos. Disculpen, damas y caballeros. Debemos
suspender la conferencia...¡Andate a la mierda! ¡Gordo paranoico!
¡Enrique Moreno, me debés la entrevista! aquí hay una noticia,
Mica. tu olfato periodístico te lo dice y puede ser tu...Bueno, pero
ahora mejor tomatelá, mujer; soldado que huye...ha disfrutar de esta
tarde nublada y con llovizna. La tarjeta entréguela a la salida, en
el portón. Sí claro. Me contuve de preguntarle al botones qué me
iban a escanear esta vez, me estiré la pollera y bajé los
escalones...¡No! ¡Carajo! ¡Estoy segura que era a la izquierda!
¿Por qué ahora los autitos están...? ¡a la derecha! ¡Mierda!
Tranquila, Mica. No te olvidés de la tarde gris. Son las que a vos
te agradan, a disfrutarla. Entrá al auto, dale. Sacate el saco, tirá
la cartera y arribederchi. Ahí está el portón y el mismo pelotudo
con el escáner, solo bajá el vidrio, sonreíle y dale la tarjeta.
Chau. Ahora andá despacio. No te olvidés de la llovizna. Ahí está
la colectora. ¿Y este tac, tac? ¿Los parabrisas? Si no los
encendí. ¿Entonces? Ah, el guiño. ¿Y por qué no se apaga?
Espero que no me agote la batería. Bueno, ya tengo un motivo para
visitar la concesionaria y hablar cara a cara con ese vendedor
chapucero.
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