LA BESTIA.
Por
Hugo Rodríguez.
Había matado al dragón cerca del bosque, lo derribó de un
lanzazo en pleno vuelo.
Se
disponía a decapitarlo, pero antes cruzó miradas con la niña que había montado
el cuello de la bestia:
—No
es bueno —dijo el cazador furtivo —que
una pequeña jinetee estos animales.
La niña sostuvo la mirada por un rato más y luego se
marchó hacia el bosque. El caza-recompensas volcó el cráneo del dragón en el
carromato, junto a la ballesta enorme con la que había jalado la lanza, y luego
de azuzar los caballos regresó a la aldea.
El cazador llegaba al villorrio gritando:
— ¡Aquí les traigo la cabeza de la bestia! ¡Ya no les
molestará!
Los aldeanos hurgaban en el carro aún en movimiento.
— ¿¡Donde está la bestia!? Le reclamaron.
—Sólo traje la cabeza, como me pidieron.
—
¡La niña! ¿¡Dónde está la niña!? — clamaban encrespados.
Fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario