Entrevista
de radio. Ficción
Por
Hugo
Rodríguez.
Adaptación
del cuento ‘El Corazón Delator’ de Édgar A. Poe.
Para
el programa ‘De Todo un Poco’ radio abierta.
Entrevistador
y Ángela, sentados a la mesa, frente a la platea y ante los
micrófonos.
Ángela,
con algún desequilibrio mental, está algo tensa, no por
encontrarse en un estudio de radio, sino por que es la asesina de Don
Tránsito y cree que ha sido invitada al programa para confesar su
crimen.
El
entrevistador, que ignora que tiene a la asesina frente a sí, se
comporta natural y seguro de la situación.
El
operador es imaginario y opcional.
ACTO
ÚNICO.
ENTREVISTADOR
(algo consternado, mira a la platea): -estimados oyentes, buenas
noches. En estos días, los vecinos de nuestra ciudad se han
conmovido por la extraña desaparición de Don Tránsito Osario,
reconocido y octogenario escritor, que tanto brindó a las letras
argentinas y colmó de orgullo a la comuna. La policía aún no ha
podido dar con su paradero, desde que Don Tránsito se ausentó días
atrás de su domicilio en el Country Abril. Allí, pasaba su
retiro en una casona hermosa de dos plantas. Tuve oportunidad de
visitar esa casa, en una entrevista que le realicé, no hace mucho.
Hermosa residencia, de estilo inglés, tejado, con piso de madera y
ventanales largos.
ENTREVISTADOR
(distendido, mira a Ángela): -la entrevistada de esta noche es
Ángela Lobos. Ángela, buenas noches. Bienvenida a nuestro programa.
ÁNGELA
(algo tensa): -buenas noches.
ENTREVISTADOR
(ameno): - ¿cómo se encuentra?
ÁNGELA
(algo tensa): -bien. Un poco nerviosa.
ENTREVISTADOR
(ameno, toma la mano de Ángela): -no es para menos. (Mira a la
platea) Ángela Lobos ha cuidado de Don Tránsito. Le ha brindado
las atenciones que una persona, ya de más de ochenta años,
necesita y que además, vive solo en esa casa grande del Country
Abril. Y Ángela, ha sido la última persona que vio al escritor.
¿Cuánto hace que cuidaba a Don Tránsito, Ángela?
ÁNGELA
(algo tensa, calcula): -y dos meses, más o menos.
ENTREVISTADOR:
-no mucho.
ÁNGELA
(algo tensa): -no. Antes lo cuidaba otra señora. Pero renunció. No
sé porque. Yo me dedico a cuidar personas mayores y tengo mi
currículo en una agencia. Me ofrecieron el cuidado de Don Tránsito
y lo acepté.
ENTREVISTADOR
(ameno): - ¿cómo fue tu primer día de trabajo en la casa de
Osario?
ÁNGELA
(algo tensa, se retuerce las manos): -y bueno, me acuerdo que estaba
nublado y que hacía mucho frío ese día. En la entrada del country
los vigiladores me pidieron los documentos y todo eso. Lo llamaron
por teléfono avisándole que yo había llegado. Y después me
indicaron donde quedaba la casa. Caminé hasta la casa. Toqué el
timbre y Don Tránsito abrió la puerta y cuando lo vi (frotándose
los brazos) me asusté un poco.
ENTREVISTADOR:
- ¿Por qué?
ÁNGELA
(tensa): Bueno, Don Tránsito estaba algo desalineado. Tenía una
bata puesta. Quizás recién se levantaba. Es tan delgado. Casi que
se le notan los huesos. Y ese ojo de vidrio (piensa). Me daba cosa.
Me impresionó.
ENTREVISTADOR
(condescendiente, alterna miradas con la platea): -sí, es cierto. La
verdad que, la figura desgarbada de Don Tránsito Osario y esa
prótesis ocular le dan una fisonomía, podríamos decir, más que
inquietante. Un poco acorde, si se quiere, al género que él
cultiva: el suspenso.
(Ángela
se inquieta en la silla y mira a su alrededor).
ENTREVISTADOR
(seguro): -Ángela ¿usted notó algo fuera de lo común en Don
Tránsito, días antes de la desaparición?
ÁNGELA
(preocupada): - ¿no oye ese ruido?
ENTREVISTADOR
(algo desconcertado): -no. ¿Qué ruido?
ÁNGELA
(mira en derredor): -Ese. ¿No lo oye? Pun, pun. Parece como un
latido.
ENTREVISTADOR:
-No Ángela. No oigo nada. (Miraría al operador). Quizás se trate
del parlante detrás de usted. (Volviendo a la compostura) Por qué
no me cuenta ¿cómo fueron los últimos días que estuvo usted con
Don Tránsito?
ÁNGELA
(mira un rato más alrededor y luego responde): -sí. Bueno. Recuerdo
que la última semana, lo noté un poco pensativo. Esas últimas
siete noches yo, antes de irme a dormir…quiero aclarar que yo vivía
prácticamente en la casa de Don Tránsito. Tenía mi pieza
en la planta de arriba.
(Misteriosa).
Le decía que antes de irme a dormir abría despacito la puerta del
dormitorio de Don Tránsito. No la abría del todo. Lo suficiente
para meter mi cabeza y mirar si él estaba bien. Sin hacer nada de
ruido, para no despertarlo. Lo hice las últimas siete noches.
Todavía
recuerdo su rostro dormido. La luz que entraba por la puerta le daba
justo en el ojo de vidrio. Él dormía siempre con ese ojo abierto.
Miraba siempre al techo. Con la boca abierta. Parecía como si
estuviera…Bueno, usted me entiende.
(Entrevistador
afirma con la cabeza)
ÁNGELA
(casi para sí): -Se me helaba la sangre. Y Ese ojo. Ese ojo como de
buitre.
ENTREVISTADOR
(algo ansioso):- ¿Y cómo fue el último día que estuvo con él?
ÁNGELA
(tensa, haciendo memoria):-bueno, yo preparé el desayuno como
siempre y se lo llevé a la cama y entonces ahí me di cuenta que no
estaba. Lo busqué por toda la casa. En su estudio. El baño. El
jardín. Pero no lo encontré por ningún lado. Llamé por teléfono
a los vigiladores del country por si lo habían visto y me dijeron
que no. Esperé un rato, por que no sabía que hacer. Entonces me
decidí por llamar a la policía y en ese momento sonó el teléfono:
era el vigilador de la entrada diciéndome que la policía venía
para la casa. Yo no entendí en ese momento. Hasta que llegaron. Eran
tres oficiales y uno me dijo que algunos vecinos habían oído un
grito en esta casa. Por la noche. Y yo, la verdad que no oí nada.
Los policías revisaron toda la casa y no encontraron nada, nada y
después se fueron.
ENTREVISTADOR
(interesado): ¿usted qué cree, Ángela, qué pudo suceder?
ÁNGELA
(pensativa, mira alrededor): -yo, yo no sé.
(Ángela
se altera)
ÁNGELA
(tensa): - ¡ahí esta otra vez ese ruido! (se tapa los oídos).
ENTREVISTADOR
(se preocupa y mira al operador, lo interroga con gestos):- ¿Qué
ruido, Ángela? No se oye nada. ¿Se siente bien?
ÁNGELA
(muy tensa, mira al rededor): - ¡sí, sí, me siento bien! ¡Pero
ese ruido!: pun, pun. Pun, pun. ¿No lo oye?
ENTREVISTADOR
(preocupado): -no Ángela, no se oye nada. Al lado hay un obra en
construcción, quizás usted oye algo de ahí. Pero el estudio es a
prueba de ruidos. (Pausa, reflexivo) usted tiene un oído muy fino
si escucha esos sonidos. ¿He?
(Ángela
ahora, mira al entrevistador).
ENTREVISTADOR
(suspicaz): - ¿cómo no oyó aquella noche el grito, que sí oyeron
los vecinos?
ÁNGELA
(alterada, se inclina en la silla y mira a los ojos del
entrevistador, lo asecha): - ¡sé lo que me está insinuando!
(El
entrevistador se reclina en la silla y gesticula interrogativo al
operador)
ÁNGELA
(amenazadora):- ¡ése pun, pun, pun, usted también lo oye! ¡Es el
corazón! ¡El maldito corazón del viejo!
ENTREVISTADOR
(asustado, al operador):- ¡cortá! ¡Sacame del aire!
ÁNGELA
(dominadora, al entrevistador):- ¡No, no me saques del aire!
¡Miserable! ¡No disimules más! ¡Sé para qué me trajiste! ¡Sí,
yo, lo maté al viejo!
(Podría
mirar a la platea) ¡Y lo enterré debajo de las tablas del piso!
¡Por eso no lo encontraron! ¡Yo lo maté! ¡Por que no soportaba
su maldito ojo de buitre!
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