lunes, 2 de diciembre de 2019

El chico marciano.


El chico marciano.


  El chico marciano estaba parado junto a una pila de latas de aluminio cerca de la cinta transportadora y miró fijo al terrícola que salía del iglú. El terrícola le devolvió la mirada y pensó que le pedía una limosna. Recibió un billete de cinco mones, cantidad ínfima aunque suficiente para dos panchos, una gaseosa y un alfajor. El chico no se movió; con la apariencia de no darle importancia, guardó el billete en el bolsillo, el único sin agujeros, y antes de que el terrícola posara la bota en la cinta, el pequeño marciano, con una voz dolida pero segura preguntó: "¿Tenés latas?"


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