UN
VIEJO OFICIO.
Por
Hugo
Rodríguez.
El sujeto salió del ascensor. Vestía
mameluco azul y su bolsillo superior izquierdo, con letras bordadas, informaba
el nombre de la empresa: “LUNATEC S.R.L”. En medio del corredor y bajo la
arcada rectangular que dividía en dos al pasillo, otro sujeto, con la misma
indumentaria de la empresa, lo esperaba. Caminó a su encuentro y se detuvo
frente a él. Ambos ceñían con sus manos derechas maletines de herramientas. La
puerta del otro ascensor, al final del corredor, se abrió. El técnico miró por
encima del hombro de su compañero y advirtió que nadie viajaba en él. Se acuclilló y apoyó la
maleta en el piso, extrajo un destornillador y comenzó a abrir una portezuela
que se recortaba cerca del zócalo izquierdo del umbral. Mientras su amigo permanecía impávido bajo
aquella arcada.
Luego de descorrer la portilla, quedaron expuestos sofisticados controles y complejos circuitos.
El técnico manipuló las llaves y miró de soslayo a su compañero que ahora le
daba la espalda. Insistió con los controles una vez más, volvió a mirarlo y
ahora su colega se erguía de frente pero
con la maleta en la otra mano.
El técnico de “LUNATEC” atornilló la
portilla, adosó un calco con el logo de la empresa y se paró ante su amigo.
Leyó en el bordado de su compañero: “L.R.S CETANUL” y sonrió. Su amigo le
devolvió la sonrisa.
Se saludaron al unísono levantando
la mano, la derecha uno la izquierda el otro. Voltearon como una perfecta
guardia militar y caminaron en sincronía asombrosa cada uno a sus respectivos
ascensores. Las puertas se abrieron en un mismo siseo. Los dos técnicos de
mameluco azul se saludaron de un extremo al otro del pasillo acomodándose las
gorras. Los ascensores se cerraron.
El calco adherido a la portilla informaba:
“LUNATEC S.R.L Calibradora de espejos”.
Fin
Impecable, sorprendente.
ResponderEliminarGenial hugo
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